De Todo y Nada y Más...

Como continuación de la increíble (nótese la ironía) aventura de la selección de una historia breve y ahora también un poema, que contaba en la entrada anterior,  Primer reconocimiento como escritora , que realmente el primero me lo da mi madre, que es mi mejor betareader, vengo cabreada, decepcionada y sintiéndome estafada. Y no soy la única. Si luego queréis ampliar sobre el tema, podéis leer este enlace de un tal Vicente Ulive Schnell , un poco antiguo, pero ya me hubiera gustado leerlo antes de concursar según dónde o pagar por según qué #€@X&* de libro. Claro que, como soy muy cabezota, igual hubiera caído pese a la advertencia.  Cuando una concursa con un relato o un poema, no digamos con una novela, tiene la certeza (quizá sea el ego) de que va a ganar. Y si no, quedará finalista. Si el premio no es económico, sino la publicación de un libro recopilatorio de los seleccionados, es decir, de los mejores por debajo del primero y los segundos, y lo consigues, pues intentas an